Detalle de persiana, lupa y un libro

“El vino es la única obra de arte, que se puede beber”
Luis Fernández Olaverri

Trabajando en sus comienzos “de prestado” en las bodegas antiguas de su abuelo, unas bodegas con los calados subterráneos de piedra, dignos de ver; y en la de su padre Ángel, algo más moderna con lagos y cubas de hormigón, van progresando y abriéndose un hueco en el mercado.

Tras varios años y debido a las necesidades de espacio y progreso, buscando un lugar más espacioso y mejor preparado, en el año 1999 comienzan un nuevo proyecto, la construcción de su propia bodega. Un lugar donde poder continuar con las tradiciones, pero haciendo uso de instalaciones más modernas y mejor preparadas para la elaboración de los vinos.

Grano a grano, ellos han ido transmitiendo este valor y cariño a sus hijos que han aprendido de las tradiciones familiares para la elaboración de los vinos. Esta nueva generación ha ido introduciendo nuevas técnicas aprendidas, quedando patente el ciclo de aprendizaje y evolución constante es algo que nos caracteriza como bodega.

En el año 2011 se empieza un proyecto de ampliación de la bodega supervisada por el abuelo Ángel. Este proyecto nos da la oportunidad de crecer como bodega y elaborar diferentes tipos de vinos; vino blanco, crianzas, vinos de alta expresión.